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La sorpresa de estos poemas se renueva con cada lectura. Apenas sabemos dónde estamos y quién nos habla, pero un hilo invisible, acaso el cable de un audífono, nos guía en un viaje en donde las emociones tienen el mismo peso que las cosas. En este camino, como quien pasea en un sueño o se sumerge en música ambiental, la realidad se disuelve sutilmente ante nuestros ojos y vuelve a armarse en un caleidoscopio. Con una lengua coloquial, llena de giros figurativos inesperados, la ópera prima de Enrique Paredes Bassi zarpa con murmullo propio. Aquí les presentamos una selección de tres poemas de CD Espirituada, publicado recientemente por Editorial Aparte.
CD Espirituada
Las microondas
el terror barato de un cd pirata un ángel y un demonio en el hombro tanto en febrero como en el bío bío en pascua o en el festival de la luna la basura electrónica siguió siendo el puzzle de nuestros clósets nuestro elefante en la habitación podría decirse; esos malditos audífonos aún se enredaban cuando no los veíamos agudizar el temblor de las manos que tendrían que desenredarlos y yo preguntaba direcciones todavía a unos artesanos de lapislázuli, yo llamaba sabiendo que era difícil que me respondieran otra vez*
la delgadez de las cascadas claro el tiempo no deja de adelgazar. entonces bajé la mano sin dejar de sostener tu voz en ella como si pudiera seguir esperando con eso en la mano porque algo estaba pasando frente a mí. y creí que el otro lado de ese cable era cosechado con tijeras de jardinería en el pasto verde contranatural arriba de los postes de luz otaku. por eso hoy supongo que sería mejor desconectarse mientras seguimos buscando algo de señal sin que nadie sostenga abajo la escalera plateada y azul, de suerte, sin que nada se detenga en momentos parecidos a esteDembow espiritual de la república
canoas de león marino del sur podría volverse chango el clima disminuir las lluvias y la vegetación responder una exuberancia de matas que cubriría el templo de otra flora de impermeables y pilas mitsubishi. atrapadas en regio descontrol se descargan en los restos de un sitio arqueológico con los dedos comidos de ansiedad sub-bajos y la organización de un evento. aprovecharon al máximo la ecorregión de los grandes festivales milénicos himnos de su tiempo en patios interiores terrazas de losa después de tres días no les quedó ningún regalo sin abrir no se dijeron nada más ese equinoccio*
y si en un universo paralelo para el día siguiente memorizaba la ruta por la autopista del itata a los almacenes por mayor de perfume sus miles de litros de bergamota líquida unos cientos botados detrás de una reja al hombro la bolsa de tela para la vara de jesé cortada a un macetero después de infiltrarnos en sus invernaderos llenos de los nombres de otras flores que ahora nos recuerdan a personas conocidas que los llevan. el punto de ebullición de la vara es muy superior a los 100 grados: lo que termina por nivelarse a eso le llamo resistencia y de corazón espero que no la pierda nunca*
a la vuelta recogía la hoja de un grabado de astrazéneca, y celinda recogía otra hoja: “el cloro es un elemento que debe usarse en cantidades exactas” sus tristes ojos rojos algo sabrán de eso, mi mariscal, su piel morena decolorada en otoño, mi esperanza; sus paladares sobre el hielo solo sabrán de carabelas en los hielos casi medio milenio de feromonas y manchas pálidas sobre el agua. luego los sirenios llaman en duetos de madre y cría entre 600 y 6000 hertzios: es seguro que saben de música*
no saber, entonces, si hay frontera entre lo que debería importar y lo que no. quizás dentro de ese último territorio esté la misma imaginación irreparable que tantas piedras luminosas de sal y cartas de espiritualidad liviana significó a tu tía en los 2000, que tantas medallitas y algunos campamentos de verano impostó a tu bronceado del sur de antes. en este punto lo único que importa es el recuerdo, me dijiste, estamos atrapados en el futuro mejor amigo: las noches electrónicas nos darán razón este espacio junto al sillón lo vamos a reservar para kodama y su manta, y seguiremos representándonos con orgullo y también con mucha vergüenzaOtras historias de duplicaciones
cortezas detenían el derrumbe de la escuela tres. no alcanzaban a ser vigas y el baño lo clausuramos unánimemente. en ese estado de completo abandono las salas cobraban ideas del más allá: cinco actividades paranormales fueron famosas en esos pasillos. un historial de diez años de mareos permitió extenderse conversando de vienesas pulpo, tortas de cuchuflís tu familia que salió en mea culpa con la tortuga duplicada en el patio y el hallazgo de una pipa de la paz y la primera vez que fumaron en ella o la primera vez que se echó en el pasto y perdió la noción de su alrededor al irse con la neurodivergencia vívida y aparentemente a salvo*
todavía no llega la primera vez que vea un misil cruzar el cielo y sigo anotando en la cabeza una larga y ponderada lista de situaciones hipotéticas que se repiten sin parar. las cortezas de la costumbre se adhieren al derrumbe y acogen las patentes viejas que se han ido olvidando con cerveza. las apuestas más arriesgadas en los diseños del agua ligan el sonido más lejano al más cercano y por eso es perfecta la transcripción de un círculo. el famoso rumor del oleaje se reinicia antes de que pueda terminar*
es cierto, queríamos ser raros llegar a eso y así nos volvimos verídicamente a su disposición bohemia y cimamono, ángel y paloma, fernando kai y ariel. sí, la personificación venía al dedo no tanto como un anillo sino como un cinturón blanco un shibari olvidado por dinamarca bajo una reiteración de principios al borde del área limítrofe. pronto hubo activismo cultural más de dos tipos de monos y palabras llenas de intención, jarabe, depresiones y micas incluso buenas personas: sole don marcos y joshua por ejemplo*
vi la paraguaya en aros de fuego a través de una polaroid consumible sufrí moretones misteriosos y viví por la bahía que siempre reverbera al diablo de romeo santos con la puesta. recayendo al sueño lúcido estaba en una con la memoria de la escena en los parques secos que visitábamos para hacer cuadrar con el descuido otra psicodelia más humilde y cuerda cuando en eso se iban las emociones y tú corrías por la ciudad buscando los lugares que eran menos suyos. nadie me decía nada. nadie sabía qué nos pasaba. supongo que nunca es muy tarde para contar lo mismo, todos se caen la primera vez que lo intentan, todos despiertan pero nadie deja de soñar
Poemas parte del libro CD Espirituada (Ed. Aparte, Chile, 2024).
Enrique Paredes Bassi (Los Ángeles, 2000) Estudió Literatura y trabaja en editoriales independientes. Ha publicado el libro CD Espirituada (Editorial Aparte, Chile, 2024).