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Jorie Graham (1950, EE. UU.) es una de las poetas más importantes y reconocidas en lengua inglesa. Su poesía es una búsqueda incansable de incertezas ahí donde parecía no haber más que un paisaje estático. Sus versos hiperlaxos, capaces de llegar hasta el límite de la página para luego contraerse en una sola sílaba, son el trazado de una mente inquieta y omnívora, inclinada a cuestionar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos. Inspirado en las exploraciones metalingüísticas de la ficción especulativa, su último libro To 2040 (2023) es un esfuerzo por imaginar el futuro del lenguaje tras un posible colapso. Aquí les presentamos, en traducción de Fernando G. M., el poema-carta que da título al libro.
Con quién estoy hablando, eres uno o muchos, q eres, eres, me es- toy dando a entender, es esto que llamamos habla lo q usas, eres una forma de vida como la forma que ahora habito y que dejo me hable. Esta noche mi ventana arroja luz sobre la nieve, d mis ojos lanzo un vistazo, un toque sin tacto, tirado hacia afuera para capturar este destello que proyectamos. Lo atraigo hacia mí, al almacén de mi memoria. Le perdí la pista. Está más nevado de lo q imaginamos al principio, comenzó, inesperadamente comenzó, lo cierto es que nunca se detuvo, algunos días disminuyó, derretido como si cayera sobre algo, los días pasaron a través de la nieve en lugar de la nieve a través d los días. Se parecía un tanto a nosotros, cuando no podíamos retener los recuerdos del día en la mente. Habíamos empezado con minutos. Habíamos amado su completitud – células fluyendo a través d este cuerpo de tiempo – depurándolo todo salvo su paso a través de nosotros y nuestro permitirles fluir a través. Pero entonces dejaron de diferenciarse. No podías distinguir un minuto del siguiente, o una hora, día, año. Los años estiraron su longitud a través d nosotros como largas cuerdas húmedas, y pendimos de ellos, nos tendieron un camino a lo largo y hacia arriba, se cuidaron de no ahogarnos en los terribles minutos. Cuando me senté y lloré mientras veía la salida del sol y los copos caían como si no notaran el movimiento d la noche hacia el día – que al menos haya diferencia – de otro modo cualquier resto de deseo se irá – de otro modo no habrá nada q sobreviva – nada q salvar – hacer flor del día como parte del tiempo de nuevo – hace frío – el sueño es algo difícil d vislumbrar – dije sueño – dije sueño qué es lo q dije – lo dije porque justo ahora, al mirar afuera, es un reflejo, vi, como si una mancha o residuo de aroma, un amarillear en pedazos sobre la nieve, tramos largos finos, como un rostro gélido recordando algo que desea olvidarse, vi la pobreza tocada por una disminución de la pobreza, el recuerdo de una campana de viento en el aire frío, un extraño destello como d sombra de pájaro – tan rápido – aunque ya no hayan pájaros – ya no – debí haber dicho nunca más – pero entonces ahí está esa palabra q me horroriza – nunca – aquí donde no tenemos nada d eso o nada más q eso, nosotros no podemos decir – pero fue tan rara la puesta de sol extraño que tuvimos – y por un momento nos dio sombra – ramas inmóviles se movieron – contra la nieve, muro, cristal, contra los troncos, entrelazando y temblando dentro d otra sombra, y todo estaba vivo. Sientes el de pronto. Sientes como un escozor o algo que normalmente llamabas tu interioridad, sientes tu mirada en el anudamiento, la caída de nada en nada, precioso – oros cursivos qué dirían ahora, díganlo, ahora mismo, tu in- terioridad piensa en tanto sientes la codicia en tus ojos tus manos tu alma – cómo bebes lo q solías ser justo al final-del-día, luz tenue, cualquier tarde invernal. Devuélveme un día. Dame polvo ralentizado en el crepúsculo. Dame una noche. Clausura algo, empuña tu mano sobre ello, sujétanos fuerte, luego ábrela y despliégala lentamente y libéranos de nuevo dentro de la luz. Danos un amanecer. Danos la nota sin alerta en la q una llamada una el llanto rompe y la oscuridad libera una rama y si esperas la corona entera entonces el cuerpo quedará descubierto y entregado a tu visión. La visión del observador humano. Me volteo hacia dentro como el accidente la liberación d la luz se arregla y estamos de vuelta en la luz de la nieve al fin. Cuán lejos hacia delante estamos. Solíamos hablar del futuro. El habla tenía otra función en ese entonces. Ahora es difícil saber cuándo romper el silencio. Tiene que ver con la ausencia de noche. Nunca supimos si deberíamos sentir la rotación. Nos lanzamos hacia delante. Sí hacia la muerte pero qué goce. Sin saber q era un juego. Debimos amar el daño, las pérdidas, la rápida dilatación retraso miedo sorpresa furia. Extrañamos el sentido del abandono sí extrañamos la orfandad. Extrañamos el vector con cualquier destino. Tú ahí detrás estás escuchándome allí me escuchas qué debo hacer para que esto se escuche no t olvides de preguntar cuando te llegue la hora de la presencia. No pidas perdón. No pidas juventud. Te la ofrecerán inocente y prístina. No escuches. No cometas el error tonto no preguntes por la eternidad. Mira detrás de ti, vuelta, mira hacia abajo lo máximo que puedas, fíjate en todo lo q desaparece. Guárdalo tanto como puedas en tu corazón. No importa lo que haya en tu cabeza. Cuando vengas aquí todo lo que dejarás será un corazón que te derraman, una lata, ellos toman nota de lo que metes dentro, lo baten en un saco de arpillera, lo pesan, se lo atan, ellos no lo devuelven. Es entonces cuando te sientan en tu ventana a mirar. Luego la nieve comienza. Te dicen q recuerdes el mensaje q por accidente olvidaste atender. Está entre las cosas que secuestraron cuando ellos t midieron. Debes sentarte ahora y responder los mensajes. Ese que está en tus manos sin abrir. Estabas haciendo algo. Había poco tiempo. Apenas nos dieron noticias. Su tinta es nueva. El pliegue de su papel es simple y claro. Las palabras brillan en su doblez. El lustre no leído con su particular lustrado. Lo midieron. Lo pusieron a tu cuenta y lo quemaron. Cuál, tienes q acordarte, cuál era tu mensaje, qué era lo q querías decir?
With whom am I speaking, are you one or many, what are u, are u, do I make my- self clear, is this which we called speech what u use, are u a living form such as the form I inhabit now letting it speak me. My window tonight casts light onto the snow, I cast from my eye a glance, a touchless touch, tossed out to capture this shine we cast. I pull it in, into my memory store. I have lost track. It’s snowed for more than we’d imagined at the start, it began, unexpectedly it began, it did not really cease again, it slowed some days, melted as it fell on some, days passed thru snow rather than snow thru days. Did it remember us at some point, when we cld hold no more memory of day in mind. We had started with minutes. We had loved their fullness – cells flowing thru this body of time – purging all but their passing thru us & our letting them flow-through. But then they stopped being different. You couldn’t tell one minute from another, or an hour, day, year. Years pulled their lengths through us like long wet strings, and we hung onto them, they strung us a ways along, & up, they kept us from drowning in the terrible minutes. Once I sat down & cried as I watched the sun come up & the flakes falling as if not noticing the movmt from night into day – at least let there be difference – otherwise whatever remains of desire will go – otherwise there will be nothing I have saved – nothing to save – make day flower as a piece of time again – it’s cold – dream is a hard thing to catch sight of – I said dream – I said dream what is it I said – I said it because just now, looking out, it’s a reflex, I saw, as if a stain or residue of scent, a yellowing on snow in patches, long thin stretches, like a very cold face remembering something it wishes to forget, I saw a poverty touched by a lessening of poverty, a memory of a chime on cold air, a strange flash as of birdshadow – so fast – though there are no birds any longer – longer – I would have said ever again – but then there it is that word I dread so – again – here where we have none of it or nothing but, we can’t tell – but it was the so-rare poking-through of the strange sun we have – & for an instant it gave us shadows – branches that do not move moved – against snow, wall, pane, against trunk, intertwining & trembling inside other shadows, & all was alive. You feel the suddenly. You feel like an itch a thing you used to call so casually yr inwardness, u feel yr looking at the knotting, the undoings of nothing in nothing, gorgeous – cursive golds what wld u say now, say it now, do it now, yr in- wardness thinks as you feel yr greed in yr eyes yr hands yr soul – how u drink what used to be just end-of-day, low light, any winter afternoon. Give me a day back. Give the slowing of dusk into gloaming. Give me a night. Shut something down, close your fist over it, hold us tight, then unclench unfurl slowly release us again into light. Give us a dawn. Give us the one note without warning where one call one cry breaks & darkness releases a branch & if you wait the whole crown then the body will be unhidden and handed over into yr sight. The sight of the watching human. I turn back-in as the accident the release of light is fixed & we are back in snowlight now. How far forward r we. We used to speak of future. Speech had a different function then. It’s hard to know when to break the silence now. It has something to do with the absence of night. We never knew we shld feel the rotation. We hurled forward. Yes towards death but what joy. Didn’t know it was a game. Should have loved the hurtling, the losses, the hurry dilation delay fear surprise fury. We miss the sense of abandonment yes we miss homesickness. We miss the vector in any direction. You back there are you back there listening to me am I audible what do I do to make this audible don’t forget to ask when your time comes for presence. Do not ask for forgiveness. Do not ask for youth. They will offer them up pristine and innocent. Do not listen. Do not make the silly mistake do not ask for eternity. Look behind you, turn, look down as much as you can, notice all that disappears. Place as much as you can in your heart. It doesn’t matter what’s in your mind. When you come here all you will be left w/is a heart they spill out, a tin cup, they count up what you put in it, they shake it into a small burlap sack, they weigh it, they tie it up, they do not give it back. It is then you are placed at your window to watch. Then the snow begins. You are told to remember the message u accidentally forgot to attend to. It is among the things they sequestered when they measured u. You must sit now and recall the message. The one put in yr hand but not opened. You were busy. There was little time. Little notice was given. Its ink is new. The fold in its paper single & crisp. The words glow in their crease. The unread shines with its particular shine. It has been weighed. It was put to yr account & burned. What was it, u must remember, what was yr message, what were u meant to pass on?
Fernando G. M. (Viña del Mar, 1990). Tiene estudios en Historia del Arte por la Universidad de Chile y en Estudios de Traducción por la Universidad Pompeu Fabra. Ha publicado el libro de poesía Cuídate del agua mansa (Col. Adonáis, España). Actualmente cursa un doctorado en Estudios Literarios en la Universidad de Barcelona. Trabaja como corrector y traductor independiente. Es parte del comité editorial de Revista Saranchá.