angela neira-muñoz (Tomé, Chile, 1980). Escritora, docente y editora. Entre sus publicaciones: Tres escenas en la vida de Alicia (s), (dramaturgia; tres ediciones, 2009, 2010 y 2016); Menester (poesía, 2015); Tengo una deuda (poesía, 2019). Además, es editora y coordinadora de investigación del libro Procesos escriturales. Mujeres de puño y letra (ensayo, 2018). Sus investigaciones refieren a los procesos de escritura de mujeres y el análisis crítico del discurso.
“Mi militancia es la escritura / mi actuancia es la escritura”. Estos son versos de Angela Neira-Muñoz que he podido escuchar a través de su voz y creo que podrían sintetizar su poesía: “Soy activista de las palabras para despatriarcalizarlas”.
La ortopedia de la lengua es un viaje íntimo hacia lo más profundo de una misma que es su lengua, que es el cuerpo que alberga esa lengua, cuerpo de mujer cuerpo político y poético. Ese viaje se hace gracias o en la libertad femenina que es en relación, es del corazón, de la verdad del alma, como dice María Zambrano.
La libertad femenina, en los términos que la formularon las mujeres de la Librería de Milán, depende de las propias mujeres y de la relación con las otras, se trata de una libertad que modifica y cambia la vida, como ha escrito la también poeta Nieves Muriel. La libertad femenina comienza con la madre, el útero y la sangre, con la lengua materna que es un don, una lengua que recibimos pura porque está sin contaminar, porque nace para alumbrarnos el mundo, y que como el cuerpo accidentado al que hay que sostener, y que la poeta nos presenta en este libro, lo hacemos con muletas, férulas, dafos, collarín y soportes para un cuerpo tullido, que nos acompañará, con esa ortopedia de la que nos habla Angela en su primer poema: todo eso que un patriarcado convaleciente ha ido pervirtiendo de la lengua.
y cuando quise hablar
la lengua ya no estaba
y cuando quise hablar
la lengua fue ajena fue otra
y cuando quise hablar
en la punta de la lengua
una mueca
afiebrada
oblicua
queriendo decir
obtusa
ortopédica
pero de todas.
Este poemario que nos ha traído en su lengua materna del sur del sur, desde Chile, Angela Neira- Muñoz, en una lengua que también es la nuestra, por eso podemos hacer nuestros los textos, es el proceso de una operación quirúrgica en la que la poeta se extirpa esa lengua oblicua, obtusa, esa lengua que no nos pertenece, para implantar para esquejar esa otra lengua que sí.
Más de treinta fragmentos de una misma planta, hojas que se caen del árbol patriarca, que nos dejan desnudas, en silencio, ese silencio necesario para que se manifieste la flor que estaba ahí, ese tronco que siempre estuvo ahí, generación tras generación.
La poeta ha afirmado que sitúa su escritura en la transformación de los lenguajes, en el cuestionamiento de la lengua como sistema: “Todos mis estudios literarios y lingüísticos han estado dirigidos a comprender y transformar estos dispositivos referenciales de escritura… Por eso he mezclado lo literario y lo académico”.
Lo físico también es simbólico, como leemos en Angela Neira-Muñoz:
la lengua es un órgano carnoso
fijado por su parte posterior en la cavidad bucal
por sus movimientos
coma
la lengua interviene en la deglución y las palabras
esas palabras
esas
justo esas
las que no te gustan
las que se te atragantan para ser más bonita
las que se te atragantan para estar como ausente
esas
justo esas
las de la deglución atípica
anómala
que no se tragan
incorrectas
esas
las urgentes
las arcadas.
Esas palabras que parece que hay que rescatar, recuperar, siempre estuvieron ahí, sólo hay que escucharlas, dejarlas hacer en nuestra lengua, en nuestra vida…
y si la historia
es la nuestra
y si la rueda
es la nuestra
y si nunca empezamos de cero
y si los verbos son estos
son estos
nuestros los verbos
No, nunca empezamos de cero. Ese condicional es necesario y es la pregunta que como detonante nos lleva a desvelar lo que permanece oculto. Ese lenguaje patriarcal que hemos aprendido, nos dice Ana Mañeru Méndez, como “perversa traducción de la experiencia de las mujeres, realizada a través de la experiencia de los hombres y a su servicio…”.
“Ya no”. Angela Neira es poseedora de esa libertad en relación y se sabe dueña de una lengua que es nuestra, de todas. Sabe que hay que desaprender una lengua para que la otra se manifieste. En su prólogo Andrea Franulic da en la clave sobre la poesía que ha escrito Angela. “Por eso, esta poemaria de Angela es política, en el sentido genuino de la política, esa, la política primera, la política de las mujeres, la política relacional, que nos hace confluir a las tres A en un punto de la espiral. La escritura femenina nace en el más acá de la relación y del cuerpo sexuado. El más acá que se hace carne en cada verso de la autora. Se vuelve vibración, garganta, papila gustativa, sabor, deglución, grito, murmullo, eco, atragantamiento, carcajada. El cuerpo sexuado no se separa de la lengua materna ni del alma ni de la memoria ni de la historia de nuestras ancestras: cuerpo y genealogía, cuerpo y experiencia, cuerpo y autoridad femenina; enraizado a la palabra va el cuerpo siempre; enraizada al cuerpo va la palabra siempre: la palabra mujer, la palabra madre, la palabra niña.”
Y Angela escribe:
con la lengua materna rascar el lenguaje heredado del padre
esa herencia del padre
la que aqueja
oprime”
Y en otro poema:
“la niña que decidió hablar
que la escritura la escriba
que se le escapa la rabia
que el cuerpo texto
que el cuerpo lengua
que con el cuerpo deletrea letras de palabras de letras que no son
articulando lengua
articulando
deletrea letras de palabras de letras que no son
patriarcado patriarca patria arca arcada patriarca patria arca arcada
Este es un poemario también de la diferencia sexual. Aunque Angela en su libro no nos quiere desviar de ese mensaje potente y detonador de su poesía, pues no hay citas ni referencias, sólo los versos desnudos, es inevitable que al leerla veamos en su escritura a otras poetas/ensayistas de la diferencia sexual. Por eso, cuando empecé a leerlo no podía dejar de recordar las palabras de Helène Cixous cuando se refiere a la escritura y la voz femeninas:
“voz y escritura se trenzan, se traman y se intercambian, continuidad de la escritura/ritmo de la voz, se cortan el aliento, hacen jadear el texto o lo componen mediante suspensos, silencios, lo afonizan o lo destrozan a gritos”.
“Escucha a una mujer hablando en una asamblea (si no ha perdido el aliento dolorosamente): no habla, lanza al aire su cuerpo tembloroso, toda ella se convierte en voz, sostiene vitalmente la lógica de su discurso con su propio cuerpo.”
En mi lectura he visto justamente esto, La ortopedia de la lengua es un poemario para leer en voz alta, para ser escuchado, para darle vida a las palabras con la voz, con la voz de las mujeres. Y que la voz, el cuerpo, tomen el lugar de los significados, y el texto se convierta también en canto, en letanía, en mantra que exorciza eso obtuso que tiene la lengua para manifestar lo otro. Convertir el propio cuerpo en lenguaje ante el silencio al que ha sido obligado.
En La ortopedia de la lengua lo pensado, lo sentido, lo vivido es experiencia de la lengua materna, de su usurpación y de su conquista, o mejor de su manifestación en el sí misma de cada una que encarnamos esa lengua. Todas esas ideas se hacen cuerpo y se filtran por el alambique de la lengua poética-política de Ángela Neira-Muñoz para llegar a un verso desnudo, esclarecedor, iluminador de esa verdad descubierta, conquistada, necesaria, salvífica.
Madrid, octubre de 2021.