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saranchá

Atisbos de literatura iberoamericana

FLORENCIA BRAIER

¿Dónde habita lo poético? En su libro «Los nombres propios» (Caleta Olivia Ediciones, Buenos Aires, 2018) Flor Braier le devuelve esa dignidad poética a lo cotidiano, demostrando que una epifanía puede atravesarnos en los lugares más insólitos: mientras viajamos en un taxi, o nos hacemos un examen en un hospital con ventanas lo suficientemente grandes como para mirar la apertura del cielo.

Poesía justa, precisa, fresca, que emula el diálogo que puede haber entre una amiga que está a punto de parir, y la otra amiga que permanece en el tránsito y la inundación. Aquí una pequeña muestra de esa artesanía del ojo y la mano que lo escribe.

Bicho torito

Empezar a darle guerra al bicho torito
que se come las raíces del jardín
aplacar lo ríspido en las llamadas larga distancia
¿traficar más imágenes, menos palabras?
Recordar nombres propios, anécdotas que armen
un sentido ilusorio de unidad
consultar para eso a Claudia
antes de que sea mamá y acceda
al otro lado de las cosas
comprar olla pequeña
mirar el pronóstico y en caso de ser negativo
destender la ropa sin vacilar
invertir prioridades
describir residuos del sueño
sin pretensiones literarias:
el agua las flores el gato el vampiro-bebé
lograr una presencia menos intensa
más difusa en el trabajo y en el mapa familiar
abandonar la idea del orden oriental
evaluar colores para pintar la reja de la ventana
pero sobre todo empezar
a darle guerra al bicho torito
que se come todas las raíces del jardín.
 

Inundación

Un día me despierto y el agua
me llega hasta las rodillas
los libros ondean como peces de río
una bufanda nada a la deriva
la vajilla se hunde
solo flotan las tacitas chinas
ya es tarde para salvar el manual de insectos
que es parte del fondo marino
y yo que quería hacer tantas cosas
ser bailarina
esperar el tren en polainas
estirar el brazo como un junco
por arriba de la cabeza
caer siempre bien parada
impuntual pero esbelta
rota pero esbelta. 
 

Caparazones

Nadie se fijó en la tristeza que tiene en las manos
la señora que atiende el bar con nombre extranjero
triste que un bar se invente un nombre tan incómodo
pero ese no es el motivo de las manos tristes de la señora
seguro que a mí también me pasa
y nadie se animó todavía a decirme en qué parte del cuerpo
llevo puesta la tristeza pero ahora
pienso en este día como una superficie blanda
aunque hace frío y todos caminamos apretados
la ternura es esta fila de mochilas como caparazones caídos
sobre las espaldas de Nacho de Camilo de Violeta
la vuelta a casa en la ventana del taxi
el sonido áspero de la radio
hablando de sensaciones térmicas.
 

Nubes

No sé si vale la pena nombrar 
ese sentimiento que vi desde un sexto piso 
cuando dejó de llover 
esperando resultados de 
pi pi piiii pi piiiii pi poum poum 
una tomografía computada 
estaba sola y un amigo me esperaba a cenar 
le dije estoy en el hospital, urgencias 
él dijo bueno hago otro programa 
en ese momento las nubes 
se abrieron paso resignadas, te juro 
a través de la ventana de la sala de espera 
que tenía algunas zonas más sucias 
y otras más cristalinas.
 

Flor Braier Kantor (Buenos Aires, 1979). Socióloga, poeta, música, y actriz. Publicó Bambalinas (Editorial Vinciguerra, Buenos Aires, 2008) y Los nombres propios (Editorial Caleta Olivia, Buenos Aires, 2018). Como realizadora y performer hizo Disastro. Ha compuesto, entre otros discos, Nit (2017) y Duermen los animales (2019). Actualmente cursa el postgrado de Traducción Literaria (UPF-BSM) y coordina un laboratorio de Poesía oral y performance junto a Gabriela Bejerman.

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