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Este poema inédito y de alta factura de Saúl Ordóñez es un cuestionamiento sobre la identidad y la imagen del mexicano desde las lenguas de los imperios que aparecen en el texto: el castellano y el inglés. Reconfigura y cuestiona esa imagen “falaz y vergonzante”, terriblemente reproducida en la artesanía mexicana y ampliamente difundida en el extranjero como imagen del mexicano. Ordoñez es un oficiante subvertor en plenitud que mira de soslayo las catarsis personalísimas y crea un espacio privilegiado para su voz poética con su afilada y distintiva ingeniería verbal y simbólica.
Hace más de una década, el Ayuntamiento de Toluca, México, convocó a varios escritores a participar en el Simposio Internacional de Escultura en Acero Inoxidable que se realiza en la ciudad, para escribir sobre el trabajo de los artistas invitados. El escultor que le asignaron fue el portugués Paulo Quaresma. Cuando le preguntó qué sería su escultura, Quaresmo respondió “un cacto”, porque la imagen de México en su imaginario, desde niño, era la de un cacto en el desierto, en el que se apoyaba un hombre, con gabán y sombrero, para dormir.
(sobre una escultura de Paulo Quaresma)
y la primera imagen fue el desierto: arenales inmensos, salitrosos, piedras recalentadas, grietas donde se esconden y no animales pequeños y cosas sin nombre,
y cactos hechos de cuero y agua, todos fe, fervor en las espinas, cada cien años la caridad de una flor sangrienta, una flama amarilla, rosada, púrpura,
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y en cada cacto apoya la espalda un sombrerudo, engabanado a pesar del calor, las rodillas contra el pecho, las manos en las rodillas y ni siquiera la luz de los ojos como los santos en las capillitas de espejos, ellos –los sombrerudos– también recalentados, casi piedras.
(la baja inicial señala que hubo un pasado del endecasílabo: algo antes de la primera imagen, algo antes del desierto, que de por sí siempre es pasado: el desierto es prehistórico) y la primera imagen fue el desierto: arenales inmensos (hasta donde alcanza la mirada, la llenan toda), salitrosos (antes del desierto, aquí hubo un mar: fósiles) (Península de Baja California: desierto circundado por mar), piedras recalentadas, grietas donde se esconden y no animales pequeños y cosas sin nombre (animales que matan nomás con la mirada, seres inmemoriales entre lo vivo y lo no vivo),
y cactos hechos de cuero y agua (en sus manos enguantadas los cactos aprisionan el mar, lo aprietan tan fuerte que no puedes oírlo: el cacto es el opuesto de la caracola/), todos fe (cactos jesuitas conquistan el desierto una batalla a la vez, espejismos: el fantasma de una misión ahí donde no debería: la salvación/), fervor en las espinas (largas y afiladas espinas iban a hacer mortal el cacto de Quaresma, pero imposible, o inapropiado, para un lugar público/), cada cien años la caridad de una flor sangrienta, una flama amarilla, rosada, púrpura (la flor es la muerte del cacto, la negación del desierto/),
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(imagen falaz y vergonzante) y en cada cacto apoya la espalda un sombrerudo (you lazy beaner), engabanado a pesar de la calor (se cuece a fuego lento en indolencia), las rodillas contra el pecho, las manos en las rodillas (carne de cañón) y ni siquiera la luz de los ojos (no pensante) como los santos en las capillitas de espejos (misiones neorrománicas, espejos para multiplicar la luz en los dedales templos y engañar –cambiar oro por espejitos– a los indios, que no son gente de razón, que no tienen alma), ellos –los sombrerudos (indio ladino)– también recalentados (rencorosos), casi piedras (en verdad piedras).
(you lazy beaner, así en los looney tunes –speedy gonzalez–, disney –the three caballeros–, tintin; así también en la artesanía mexicana, imagen falaz y vergonzante, introyectada, you lazy beaner)
(don’t call me lazy you pinche gringo)
y la primera imagen (falaz y vergonzante) fue el desierto (don’t call me lazy you pinche gringo)
Vine al desierto porque me dijeron que aquí habría de encontrarme.
(El niño Paulo se interesó en el arte por la arquitectura.)
– Los Mies van der Rohe. Los Le Corbusier. Moderna: arquitectura del desierto –resbala la mirada–, sólo lo funcional, el cacto, la flor en ausencia, un rayo de luz. Frank Lloyd Wright. – Tadao Ando: Minimalismo: la Pasión de Cristo, sin María, sin Juan, sin Magdalena, sin Cristo, sólo la Pasión –luz cegadora del desierto.
Cuando partimos de Aztlán, llevamos a Aztlán en el corazón, el corazón de jade caído del cielo. (Ahora nosotros peregrinamos sin rumbo en el desierto.)
Aridoamérica: tierra de bárbaros, chichimecas, hijos de perra, chupadores de sangre, gente falta de palabra. (Imagen falaz y vergonzante.)
Nosotros, la gente del Norte, los pueblos del desierto, los de pies alados, los del sol en el rostro, resistimos
a conquistadores y misioneros, a reformas y progreso, a soldados y políticos, a turistas y antropólogos, nomás con un buche de agua, como los cactos.
Cuando llegamos aquí, al lugar que nos señalaron los Abuelos, Tlacaélel mandó quemar los anales, para que nadie conociera nuestra ascendencia.
Los sabios nos dieron una historia, un rostro para mirar de frente.
Vine al desierto porque me dijeron que aquí habría de encontrarme.
Escribo mi rostro en la arena. Lo borra el viento. Escribo mi rostro en la arena.
¡El desierto, el desierto… y el desierto! – La escultura (la poesía) es arquitectura (dis)funcional.
Saúl Ordoñez (Toluca, México, 1981). Doctor en Humanidades por la UAEM. Entre su docena de libros destacan: Jeffrey (Fondo Editorial Tierra Adentro, Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino”, 2011); Trompadeperro (Fondo Editorial Estado de México, Mención Honorífica del I Certamen Estatal de Literatura “Laura Méndez de Cuenca”, 2017); Corazoncito (Diablura Ediciones, Toluca, 2019); Nadie (Mantra Edixiones, Ciudad de México, 2019) y Viacrucis (Mantis Editores y Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines”, 2018). Compiló y prologó Afuera. Arca poética de la diversidad sexual (Diablura Ediciones, Toluca, 2017). Textos suyos han aparecido en antologías, publicaciones periódicas y medios electrónicos y han sido traducidos al italiano y al inglés. También ha incursionado en las artes visuales.