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saranchá

Atisbos de literatura iberoamericana

GARRAPATEAS

Especial Antropófagos

COLECTIVX ANTROPÓFAGXS surge en Barcelona a principios de 2019 como un encuentro de individualidades practicantes de la poesía, la narrativa, el ensayo, la pintura, la música, las humanidades, las ciencias sociales, la militancia política y el Arte –entendido en su sentido más amplio— realizando actividades que se proyectan hasta el día de hoy y que incluyen, entre otras, talleres abiertos de poesía, filosofía y pensamiento, lecturas poéticas, intervención en espacios urbanos, claustros de autoformación, presentación de libros y revistas, y encuentros con una diversidad de sujetas, sujetos y colectividades que pululan en la ciudad puerto de España.

ANTROPÓFAGXS se compone principalmente de personas migrantes de América Latina con aliadas del “norte global”. Se asume feminista, decolonial, anticapitalista y antirracista, buscando desarrollar una heterogeneidad de prácticas literarias y estéticas a todo nivel, visibilizar las diversidades migrantes, crear espacios de encuentro y experimentación, intervenir en la vida cotidiana de la ciudad y luchar contra el patriarcado, el racismo, la xenofobia y la colonización, propiciando socialidades alternas al capitalismo en una búsqueda de lo común a través del Arte.

La siguiente Antología ha sido preparada especialmente para el primer número de la Revista Saranchá. En él encontrarán una pequeña muestra de la diversidad de voces que conforman a este (no) grupo, que devora y se devora a sí mismo en la constante lucha por la supervivencia; de la palabra, la poesía y la libertad emancipadora.

LXS ANTROPÓFAGXS LLEGARON PARA IRSE

Somos un grupo de hueones, patas y carnales que dejamos suelo firme al cruzar la frontera y que escribimos y escribimos, acaso para saber si somos algo más que apátridas. Llegamos a esta exfervescente ciudad llamada Barcelona (caímos víctimas del mito de Bolaño), culturalmente agonizante ahora en garras del turismo troglodita, y como pitagóricos venidos de Oriente fundamos nuestro propio grupo para hacer lo que nos gusta: poesía.

La palabra dulce y rabiosa es nuestra lira; nuestra diosa, el Hambre.

A la manera de un gusano intestinal, rehabilitamos desde afuera hacia adentro el Hambre como razón de ser, de estar, de hacer, cavando una trinchera al interior de este organismo que, como a tantas y tantos, salvo por sus quijotes (hay que decirlo) nos resulta ajena: España. Bailamos en torno a un fuego que se alza inmenso sobre un tambor oxidado, y nos saciamos de palabras, de mitos, de tradiciones, de sueños matriarcales, sin preocuparnos de la resaca y la digestión. Devoramos reyes y colones, y nos ponemos las coronas, y nos apuntamos a la cabeza con el fusil. Algunos han caído en el acto, nuestros mártires; por redes sociales los recordamos.

Sabemos esto: la mayoría de la poesía española está endurecida de tanta áurea gramática y sentimentalismo pre-cocido; carne llena de nervios, embutidos grasosos, solo porque tenemos hambre la comemos. Nosotros venimos de lejos con nuestras lenguas rumiantes, silabeando vocales, tragando conectores, artículos, preposiciones, conjugando en exceso, esperando al final de cada oración –como de un túnel zigzagueante– el parto del sujeto. Es cierto, no estamos libres de las redes del lenguaje, de la camisa de fuerza de la sintaxis, del terrible imperio del significado, pero, como sea, si acaso a alguien le importa, en realidad, solo creemos en los cuerpos. Nos gusta cantar: amores, dolores, geografías y biografías… vida, en fin, a pesar de que la vida está en crisis hace rato (y he ahí la llamada “poesía de la experiencia” para demostrarlo con su nadería).

Llegamos en un momento poco oportuno a un país con pocas oportunidades y sí con mucha exclusión. Sabemos que a este lado del océano la poesía fue alguna vez verdaderamente importante, y que las generaciones del 27’ y del 50’ no están nada mal de canapé. No somos negacionistas, aunque sí quizá resentidos. Tenemos nuestras razones. Con Vallejo decimos “Cuídate España de tu propia España”. Y como él, esperamos vivir algún día en la calle del Hambre, allá, allá, no en París, sino en Tierra de Nadie.

RODRIGO
PONCE


Poeta Negro

ASHLE
OZULJEVIC


Apuntes para una
reelaboración del inconsciente

FERNANDO
GARCÍA M.


El agua solariega

VALENTINA
MARCHANT


El reverso del agua

MARCELLO
DINALI


VacanCEs

MARINA
BLÁZQUEZ


Las palomas suicidas

DAVID
MARIN


XI

IDALIA
MARTÍNEZ


II

ULISES
MÁRQUEZ


La Diosa del macadán