# 1
Hoy recojo toda la sangre que menstrúo para construir el hogar que no tengo. Hoy no gasto aliento en palabras, lo almaceno en botellas de vidrio para darle a todos el beso de retorno. Hoy soy tan feliz comiendo sus cenizas como despertando untada en su lumbre. Este hoy enquistado existe tan lejos como en las marismas, tan lejos como en el marfil de los elefantes y más. Este hoy se mueve en las sábanas, en donde el sol es una vida entera y la lluvia, otra. Allá mi madre es joven, trae el pelo adornado con barro rojo y su rostro tiene forma de cereza. Y sus pasos son una delicada cascada de hojas. Allá mi hermano es un hombre bueno, amado por las estrellas y las constantes, y por las mujeres que le regalan el calor de su pecho. Allá mi madre me enseña a cocinar vapores de nenúfar, a distinguir entre lo amargo y lo dulce en lo verde. Allá repite sagradamente que la dignidad del espíritu ha de alcanzarse sólo cuando la carne sea devorada por las bestias. Que somos todos una gran manada la orilla de la vida. Y yo le creo.
Idalia Martínez (Santiago, 1990). Entre 2009 y 2012 asistió a talleres de Literatura en Balmaceda Arte Joven Bio Bio, Chile. Fue parte de la Revista Scandio. Ha publicado poemas en la revista digital El Culo del Maestro (Concepción), en la Revista HiloNegro (Valparaíso) y en el fanzine de Sombra y Sujeto (Barcelona).