# 2
Decía Bachelard que la interiorización afectiva del espacio acontece en forma de imagen; a lo que habría que agregar que también en forma de palabra. Los espacios imaginados no son solo proyecciones, sino que además territorios que se despliegan en la espesura del lenguaje, con sus relieves, sus accidentes, sus profundidades, sus resurgencias acuíferas. La escritura de Su Xiaoxiao ensaya un territorio interior por donde lo real se cuela grieta adentro, en un movimiento guiado por un impulso narrativo que deviene poético en su pregnancia magmática. De salto en salto, de contenedor en contenedor —jaulas, piscinas, casas, retretes— esta escritura se sumerge en las metamorfosis como si buscara siempre ir más allá, aún más allá en un flujo interminable.
me quedo sola todas las noches
cada vez que se va el sol
ALGUIEN
viene me guarda dentro de una habitación sombría
dentro de un sótano o de un horno dentro de una cabina telefónica
donde estoy marcando números al azar
dentro de una hora dentro de una caja de un armario
de una jaulita oxidada dentro
ahora estoy dentro de una cabaña al oeste
con la cara vendada y tendida encima de una mesa
puedo oír en la punta de la lengua la nieve que cae fuera
la humedad me quema la nariz
y espero
intento a todas horas salir saber qué pasó allí no pude
ver nada pero me lamía a veces la luz
de una bombilla parpadeando sobre
mí
a veces ALGUIEN murmuraba palabras
anestesia amor hasta la náusea sudor de pájaro
patitas rotas asco y
radiaciones estaba flotando en la piscina
(espero)
por dentro escucho cómo lentamente crecen las plantas carnívoras
en mis entrañas
y los musgos poblándome milenios enteros
he perdido los ojos
imagino la insoportable extensión del techo casi puedo verla como
una silenciosa meseta sobre
mí
seguramente surcada por una
GRIETA
finísima y cada vez más larga como el llanto de un bebé
dentro de una diminuta caja de cerillas
esa misma oscuridad en fuga
a veces escucho risas cristales rasgándose susurros desquiciados
dentro
de La casa de la ciénaga
(2015)
te perdiste la semana de las inundaciones
imposibles cantidades de agua y algas han caído dentro de las casas
según me informó la vecina
la humedad -eso es cierto- estaba
por todas partes
ayer leí que los calamares y las sepias se están Multiplicando
en pleno cambio climático no imaginas todo
lo que se tragó el río y todo lo que vomitó
pero ahí Qué hay qué corazón qué bombea ahí detrás
qué es lo que está drenando un organismo sí debe ser al menos
todos vimos el burbujeo parecía que trataba de emerger
algo parecido a la metamorfosis de mi caligrafía no crees
una vez conocí a una chica que creía que podía cambiar
su personalidad si cambiaba su manera de escribir
funciona en los dos sentidos, decía
la estación de las lluvias se alarga como
un pasillo lleno de ecos y lagartos
una inexplicable floración muy-muy frágil casi transparente
recubre todo incluso las paredes del cuarto de baño
re-aparecieron los insectos se cortan las ondas que traen
la voz de la radio al final del día el silencio se vuelve
pesado lento y torpe se pierde entran los accidentes no funciona
más la tráquea fraccionada
creo que estoy retrocediendo a un estado antiguo
que alterna dos ocupaciones:
producir líquidos
sólo me hace falta
balancearme un poco estar sola escuchar el calor pálido dorado
del cielo de un azul cada vez más eléctrico que
suena / la otra opción
beber líquidos
cosa que he estado haciendo
en lugares cerrados por ejemplo en contexto
de estrés líquidos ardientes calman llama de
¿agua? o
en contexto festivo inútil tan inútil seguirás teniendo sed el Desierto
se instala en medio de la música mis ojos
y mi cuello rígido se quedan muy lejos cargan con el peso
de una tierra calcinada
dentro de mis últimos sueños un pulpo sí o no es éste el camino será por
el calor y la luz de los dispositivos electrónicos se volvía
espuma tenía un gusto ácido o salado que deshacía los dientes
oh no te asustes hoy no voy a hablarte de Dientes claro que
no
me he dado cuenta de que pasé los meses de frío incubando algo
que recién ahora se mueve escribo con gran dificultad
cuando leo todas esas cosas maravillosas me digo y tú qué esfuerzo enorme
para mantener esta ficción de la escritura
lo inexpresado se coagula dentro forma una isla poblada
por animales inimaginables y entonces trato sólo
de comunicarme con ellos no sale como lo esperaba
trato de apuntar algo todos esos sonidos diferentes
ritmos pero estoy deslumbrada
despierto y es lo más profundo del agua ahora hace mucho que el río
quedó atrás llegué sin querer a una fosa era porque estaba
tan oscuro no quedó más remedio que reptar
la arena del fondo es increíblemente fresca y suave
sí sí ahora avanzo y
pronto encontraré a los
peces
abisales, Lo siento,
me Perdí me Hundí demasiado
abajo se me abrieron
Branquias invisibles no puedo
terminar con
Esto
mi hermano vino a visitarnos
tras la muerte de papá, hiroshima olía a incienso
desde hacía una semana
él odiaba a las gallinas:
tres días antes de la explosión me encontré un par de ellas
muertas, aún jóvenes, no quise preguntar
aunque apenas nos quedaba nada de comer
entonces, aquella mañana, el cielo azul eléctrico, el silencio
no sonó ninguna de las alarmas
nada más despertar fui a revisar si la única gallina que quedaba
se encontraba bien
al rato le oí salir de su habitación y entrar al baño
en unos segundos la temperatura aumentó terriblemente
a las 8h15 de la mañana la casa saltaba en pedazos
el azul se volvió negro y comenzó a fundirse
dentro de mi ojo derecho una montaña de plumas flotaba
suspendida en el aire
mi marido murió un mes después y yo perdí el ojo
mi hermano regresó a tokio
todo ocurrió mientras él estaba sentado en el retrete, eso le salvó
(inéditos)
Su Xiaoxiao (Madrid, España, 1989). Realizó estudios de filología hispánica y teoría de la literatura en la Universidad Complutense de Madrid. Desde 2012 vive en París donde ha cursado estudios de máster en literatura, edición y documentación. Actualmente trabaja como profesora-documentalista. Ha publicado La casa de la ciénaga (Ártese quien pueda, 2015) y ha participado en la antología de poesía futura Voz Vértebra (Kokoro Libros, 2017). Sus poemas han aparecido también en diversas publicaciones digitales.