# 3

saranchá

Atisbos de literatura iberoamericana

BLANCA LLUM VIDAL

Con libros como Punyetera flor (2014), Aquest amor que no és u (2018) y el más reciente La princesa sou Vós (2022), Blanca Llum Vidal (1986) se ha ido confirmando como una de las poetas más interesantes de la literatura catalana actual. Con una obra que explora las pasiones y géneros de un amor aún por vivir y escribir, su escritura destaca por una fuerza expresiva que echa raíces en la tierra fértil de la poesía trovadoresca, renovando con ello los tópicos amatorios y, sobre todo, la prosodia del canto. Aquí les presentamos, traducidos al castellano por Berta García Faet, los tres primeros poemas de Aquest amor que no és uEste amor que no es uno, publicado en versión bilingüe en 2018 por la editorial Ultramarinos.

Este amor que no es uno

I

Que me llene de lenguas tu palabra,
que un canto tuyo canta más que decir más.
Qué cuerpo tuyo más tuyo-mío es el cuerpo mío.
Me redigo en tu nombre, un agujero.
Todos te queremos, todas adentro. ¡Agárrame!
¡Corremos juntos, corremos amigos, corremos ansiándote!
¡Abre la estrella, oh tú, abre la astilla y adéntrame!
¡Haremos noche, empollaremos huevo, seremos felices!
Tu amor me pone dos pinos en el muslo y se va.
Por eso se enamoran. Por eso Salomones y Sulamitas.

¡Soy blanca, gitana, soy mora, judía, amerindia, soy negra!
Soy sombra y desierto, costilla rompida, soy polvo cuajado.
Soy rueda, rodera, redonda, la rucia que croa, la roca que rasca
y lo contrario a expulsar los miedos: soy quien los pace y los cría
—quien, como garrapata deseada, se regala, contenta, una trampa.

Mis hermanos se han enfadado,
me han dicho apaga y yo he soplado, maldita sea,
y el fuego se esparce.

Dime dónde, al caer la tarde, lees solitario
que yo voy, con letra torcida,
entre las hojas que no tengo y una pena que canta.

Si tú no lo sabes,
oh mujer que grita,
sigue el silencio que hace al ocultarse
y busca su mal
junto al mal del otro.

A la candela de trenzas de candela te comparo, amiga mía,
qué lindas las pecas que se pierden,
qué herida tus ojos, con asfódelos clavados.
Te haremos remolinos en la nuca con saliva mezclada.

Mientras está en su casa, erizado de mil noches y con la angustia bien hecha,
la mar mía lo ama, lo ahoga, lo estampa, lo ahoga.
Mi amor es un canto rodado que se quiebra,
que hace noche entre el corte de la ceja.
Es un bosque de algarrobos y de acebuches
y de orquídea salvaje.

Pero qué infinita eres, amiga mía.
Pero qué arisca eres. Baile y batalla, tus huesos.
Y cómo las acrecientas, amor,
tus lecciones y tu manía.
Nuestro lecho da noche,
las puertas, locura,
las ventanas, escándalo.

II

Yo, la ruda que amarga
y una zarza asustada.

Como una ortiga entre cambios,
así mi amiga entre amigas.

Como una llave entre vueltas,
así mi amado entre amados.
Me enardezco con su sombra rara vez.
Mas, al agarrarme a su fruto,
me llena la boca y no cabe
decir huye ni vuelve.
Me ha hecho entrar en su bosque,
me ha traído su cardo y ahora es medio nuestro.

Dejadme los astros, cicatrices, el relente.
Dadme las manos, que hay barro,
hay amor, alfabeto y figura.
Me tiene el vientre en el vientre,
las manos en las rodillas y me muerde las piernas.

Amigas del mundo, de la frontera,
por las mujeres primeras, por la tierra parturienta,
os lo pido: no digáis,
no obliguéis a ser padre a mi amor
si no quiere.

¡Una voz! ¡Es él, que se acerca!
Es él que escoge recoger tormenta;
es él, cant clus y que amasa el aura.
A una gacela, al corazón de los antiguos
se asemeja el amado.
Él está aquí, tras la letra,
hurgando entre líneas,
nos tocas la enmienda.
Habla y me dice:

Levántate, demonio mío,
amiga mía, y salta,
que aquí nos vigilan,
que aquí, al otro lado, han escondido una escala:
la magia se pierde por los regatos,
el canto es pequeño, el tiempo no para,
las piedras son piedras, no tintinea el oro,
el misterio está en el suelo, destripado y para todos,
revelan los ojos —contramilagro.

Levántate, demonio mío,
amiga mía, y vuela,
sisella mía, escapa los dados,
quédate sólo si no arraigas.
Déjame andarte,
dame semillas con la lengua,
escríbeme la espina en el hueso de la cola
y nárrame a ras: zuréame.

Mordeos el infierno. Llevaos
la obsesión de maravilla y de dalla.
No es de ninguna parte mi amado y me meto
en la tierra chapuza que está, que no está, que…

Cuando venga el buen tiempo
persiguiendo tormenta,
vuelve, mi amigo,
tú que pareces la fiebre que imanta,
la pregunta que marca, la señal del espasmo.

III

En nuestro lecho, de noche,
nos busco una cura
y no está.
Me incorporo remota y en la palma de la mano
un imposible tiene entrañas.
Nos busco una cura
y está lejos, aunque late.
Encuentro a las hijas que ni nacen ni no:
a aquella Deleite, ¿la habéis visto?
Tan pronto se esfuma,
encuentro a aquel que neblina.
Lo he atrapado y no lo dejaré marchar
hasta que en la boca del fondo no se me enroque:
descaperuzada y que ríe, la medusa contraria.

Amigas del mundo, de la frontera,
por las mujeres primeras, por la tierra parturienta,
os lo suplico: no digáis,
no obliguéis a ser padre a mi amor
si no quiere.

¿Qué es eso que se oscurece,
que ni es vacío ni es inverso,
que ni es pleno y se perfila
y se perfila sólo cuando ya no se ve?

¡Mirad! Es el agujero que tira.
Mensajes deshechos lo rodean,
memorias inciertas lo habitan
y el dolor de muelas y la gloria profana,
todos hurgan con furia:
la rabia achacosa y la rabia fecunda,
la bestia aliabierta y la bestia romera…

El amado se ha sentado al cantil.
Hace figurillas de barro con pozo artesiano
y arena fina: hace escaleras para los niños,
para los hombres peonzas y para todos un libro.
Hace rizomas, hace palancas, hace dragones,
un manzano, un juego de azar y algún embudo.
Después lo mezcla y hace una bola gigante
que por fuera está agrietada y por dentro no se sabe.

Salid, tercos del mundo, contemplad
cómo cabalga, hermanado al buen juicio,
él, que acuerda abrazo y pesadilla,
quimera y sentido, soledad y tensón,
y que rapiña el zarpazo.

Aquest amor que no és u

I

Que m’ompli de llengües el teu mot,
que un cant teu canta més que dir que més.
Quin cos teu més teu-meu que és el cos meu.
Un forat per on redir-m’hi és el teu nom.
Tots et volem, totes endins. Agafa’m!
Correm junts darrere teu, correm amics, correm gruant-te!
Obre l’estrella, oh tu, obre l’estella i du-m’hi dins!
Farem nit, covarem l’ou, serem feliços!
El teu amor em posa dos pins a la cuixa i se’n va.
Per això s’enamoren. Per això Salomons i Sulamites.

Sóc blanca, gitana, sóc mora, jueva, ameríndia, sóc negra!
Sóc ombra i desert, costella rompuda, sóc pols que s’agleva.
Sóc roda, rodera, rodona, la ruca que rauca, la roca que rasca
i del tot al revés de fer fora les pors: sóc qui les peix i les cria
—qui, com paparra volguda, es regala, content, una trampa.

Els meus germans s’han enfadat,
m’han dit apaga i jo he bufat, punyetamón,
i el foc s’escampa.

Digues on, d’horabaixa, llegeixes tan sol,
que jo vaig, lletratorta,
entre els fulls que no tinc i una pena que canta.

Si tu no ho saps,
oh dona que crida,
segueix el silenci que fa quan s’amaga
i busca el seu mal
vora el mal d’altre.

A l’espelma de trenes d’espelma et comparo, amiga meva,
que boniques les pigues que es perden,
quina ferida els teus ulls, amb els aubons que s’hi claven.
Et farem remolins al clatell amb saliva mesclada.

Mentre és a ca seu, estarrufat de mil nits i amb l’angoixa ben feta,
la mar meva l’estima, l’ofega, l’estimba, l’ofega.
El meu amor és un còdol que es trenca,
que fa nit entre el tall de la cella.
És un bosc de garrova i d’ullastre
i d’orquídia salvatge.

I que n’ets, d’infinita, amiga meva.
I que n’ets, d’esquerpada. Ball i baralla, els teus ossos.

I com les acreixes, amor,
les teves lliçons i la teva mania.
El nostre llit fa fer nit,
les portes, follia,
i les finestres, escàndol.

II

Jo, la ruda amarganta
i una esbarza poruga.

Com una ortiga entre canvis,
així la meva amiga entre amigues.

Com una clau entre voltes,
així el meu amat entre amats.
Rarament, vull la seva ombra.
Però quan m’hi arrapo, el seu fruit
m’omple la boca i no hi ha lloc
ni per dir fuig ni per dir torna.
M’ha fet entrar en el seu bosc,
m’ha portat el seu card i ara és com nostre.

Deixeu-me els estels, cicatrius, la serena.
Doneu-me les mans, que hi tinc fang,
l’amor meu, l’alfabet, la figura.
Em té la panxa a la panxa,
les mans als genolls i em mossega les cames.

Amigues del món, de la frontera,
per les dones primeres, per la terra parint,
us ho demano: no digueu,
no feu ser pare al meu amor
si no en té ganes.

Una veu! És ell que s’acosta!
És ell que escull collir tempesta;
és ell cant clus i amassant l’aura.
A una gasela, al pinyol dels antics
s’assembla l’amat.
És aquí, darrere la lletra,
furgant entre línies,
tocant-nos l’esmena.
Parla i em diu:

Aixeca’t, dimoni meu,
amiga meva, i salta,
que aquí ens vigilen,
que a l’altra banda hi ha un escala:
la màgia es perd pels reguerols,
el cant és petit, el temps no s’atura,
les pedres són pedres, no hi dringa cap or,
el misteri és en terra, estripat i per tots,
revelen els ulls —contra-miracle.

Aixeca’t, dimoni meu,
amiga meva, i vola,
ocella meva, escapa’t dels daus,
queda’t només si no arreles.
Deixa’m trescar-te,
dóna’m llavors amb la llengua,
escriu-me l’espina a l’os de la cua
i narra’m arran: parrupa’m.

Mossegueu-vos l’infern. Emporteu-vos
la dèria de tanta dalla i meravella.

El meu estimat és d’enlloc i jo m’hi fic,
a la terra esburbada que hi és, que no hi és, que…

Quan vingui el bon temps
perseguint la tempesta,
torna, amic meu,
tu que ets semblant a la febre que imanta,
a la pregunta que marca, al senyal de l’espasme.

III

Al llit, de nit,
ens busco la cura
i no hi és.
M’aixeco remota i al palmell de la mà
un impossible té entranyes.
Ens busco la cura
i és lluny, però batega.
Trobo les filles que ni neixen ni no:
aquella Delit, ¿que l’heu vista?
Tan bon punt s’ha afuat,
trobo aquell que fa boira.
L’he agafat i no el deixaré anar
fins que no se m’enroqui a la boca del fons:
descambuixada i que riu, la medusa contrària.

Amigues del món, de la frontera,
per les dones primeres, per la terra parint,
us ho demano: no digueu,
no feu ser pare al meu amor
si no en té ganes.

Què és això que es fa negre,
que ni és buit ni és invers,
que ni és ple i que es perfila
i que es perfila només quan deixa de veure’s?

Mireu! És el forat que ens estira.
Missatges desfets l’enrevolten,
memòries incertes hi habiten
i el mal de queixal i la glòria profana,
tots, hi reburxinen amb fúria:
la ràbia xereca i la ràbia fecunda,
la bèstia alaestesa i la romeva…

L’amat s’ha ha assegut just al caire.
Fa figuretes de fang amb sorra fina
i pou de vena: fa escales pels nens,
baldufes pels homes i un llibre perhom.
Fa rizomes, fa palanques, fa dragons,
una pomera, un joc de daus i algun embut.
Després ho barreja i fa una bola gegant
que per fora és cruiada i per dins no se sap.

Sortiu, rebecs del món, contempleu
com cavalca, agermanant-se amb el seny,
ell, que acorda abraçada i malson,
quimera i sentit, solitud i tençó,
i que rapinya la urpada.

Berta García Faet (Valencia, España, 1988) es poeta y traductora. Ha publicado los libros de poesía Una pequeña personalidad linda (La Bella Varsovia, 2021); Los salmos fosforitos (La Bella Varsovia, 2017), Premio Nacional de Poesía Joven “Miguel Hernández” 2018; La edad de merecer (La Bella Varsovia, 2015), traducido al inglés por Kelsi Vanada con el título de The Eligible Age (Song Bridge Press, 2018), y otros cuatro poemarios, reunidos en Corazón tradicionalista: Poesía 2008-2011 (La Bella Varsovia, 2017). Ha traducido, entre otros, a Paul Legault y a Blanca Llum Vidal. Es Doctora en Estudios Hispánicos (Brown University).

« anterior

siguiente »