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Un hombre que juega con un palo, unos pies que recorren la muerte que habita en todo hogar; en estos poemas inéditos, Fabián Burgos nos devuelve una imagen estática del tiempo, esa especie de sinsentido del sentido que vive en cada uno de los objetos que nos rodean. Acaso la abulia propia de este mundo postapocalíptico y su melancolía.
Mi padre nunca toca al perro Su dinámica es tirarle un palo hasta que se canse Lo ama, pero nunca toca al perro Mi dinámica es similar Nunca toco al perro pero voy al patio Y le tiro el palo un par de veces Sin embargo Cuando abro la ventana de mi pieza Se vuelve loco Salta intenta traspasar los obstáculos No lo piensa Finjo tirar un objeto Y siempre vuelve con un hueso El perro sabe mucho El perro escarba en mí Porque siempre que finjo tirar algo Vuelve con un hueso
Ver moverse a las polillas entre las hojas Es un acto sublime de paciencia Arrancar aquel fragmento de la realidad Y estampártelo en la retina En busca de calma Fuera de ese cuadro Es jueves a las 10:12 de la mañana Y te paseas de un lado al otro de la casa Con los pies absolutamente entumecidos Esa leve consciencia De caminar sobre los muertos
Fabián Burgos (Santiago de Chile, 1987). Profesor de filosofía. Ha publicado Paralogismos de la sombra sin mundo (Ajiaco, Santiago, 2014; Montea, León, 2015; Askasis, Santiago, 2019) y Creo en la reencarnación porque arrastro un cansancio de siglos (co-edición Askasis/Periféricas, Santiago, 2020).