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saranchá

Atisbos de literatura iberoamericana

INDIRA ANAMPA

Estos poemas inéditos de Indira Anampa nos recuerdan ese grito desaforado que los poetas lanzan contra la muerte. Desde el cuerpo irremediablemente enfermo, se articula una voz que vuela más allá de sí misma, como un ojo febril que se aleja para desmenuzar, desde esa altura, todos aquellos temas que asaltan al moribundo que se resiste a la mordaza: el país, la memoria, las heridas, la libertad, el silencio. El resultado es esta prosa poética urgente, necesaria, caótica, que transita entre lo particular y lo colectivo, lo estético y lo político, el cuerpo y la nación; como es acaso este sur latinoamericano tan intervenido por el patógeno externo que no cesa.

Alejamiento

Cuando el electrocardiograma llegó como una sentencia de muerte a casa Mamá que siempre me había dicho pobrediabla empezó a verme como un alimento vencido Tuve miedo Tuve miedo de morir de esa forma cobarde Morir atacada por una pena profunda o que la rabia como un poderoso rayo me desconectara A veces espero desaparecer como una galaxia o volar como un globo de helio Corro como un elefante indio liberado luego de cincuenta años Corro por la furia de la libertad Pregunto la hora a las personas que me observan y nadie sabe la hora con exactitud pero todos saben que cualquier minuto podría ser el último para mí Alguien se ahoga y pide auxilio Me tiro sin saber nadar y gritamos juntos Pienso en mi identidad y lo único que viene a mi mente es la idea de este país Este país es más hermoso que su bandera desgarrada con la que todos se cubren la boca húmeda de vinagre para resistir bombas de gas pimienta El Perú es mi frontera hirviendo de miedo porque los peces flotan en el mar con los ojos azulados copiando incansablemente el color del cielo Mi patria es un niño vendiendo golosinas debajo del puente cansado de imitar con sus gestos la garúa limeña Mi tierra es una prostituta abrazada a mí en la madrugada de Colmena ambas ebrias de contemplación y gritando Vamos pueblo, carajo, el pueblo no se rinde, carajo Toda esta enfermedad con la que vine cargada hacía del órgano que debía ser motor en marcha una bomba de tiempo El enemigo estaba dentro de mí Nadie más habla en casa Nadie dimensiona el tamaño del enemigo Me abrazan a mí y al enemigo al mismo tiempo Lloro como un valiente soldado que ha desactivado los explosivos de la ciudad Se aleja porque no ha podido desactivar la mochila que está sujeta a él Se aleja Se va a detonar lejos A morir solo.

Contra el olvido

Imaginen que despierto de este sueño para susurrarles el color de las amapolas Imaginen que este cuerpo tan roídamente vacío les pudiera ofrecer un canto de zorzal Desperté del sueño con una llaga en el centro de mi cuerpo Y de aquí puedo elaborar el manual exacto para explicar cómo golpea el río violencia en el pecho hasta devorar un puente inocencia Hubiera preferido escribir sobre constelaciones y amores perdidos No de sangre y miedo Aprendí a contar las palabras con gritos entre la anestesia y el llanto La muerte desvistió con su vendaje de cera a dieciocho hermanas Ya ni sus cuerpos tapizados de metales pesados las anclaron a esta tierra Un trozo de verdad bastará para salvarme No hemos perdido la fuerza de gritar pero sí la capacidad de conservar la luz del mundo entre las dos piernas Basta de silencio El silencio es un privilegio que solo tienen las piedras y los árboles No las mujeres que fueron desnudadas al filo de una navaja Imaginen el olvido con la señal de la santa cruz de nuestros enemigos sobre un tajo abierto donde discurre el mercurio sufrimiento Ahora mi cuerpo como una pétrea armadura vacía Un remedo de dios arrancó de la tierra madre cuerpo pacha una mata hijo vida como mala hierba Nuestros nombres no se grabarán en una placa de honor ni en un número de serie Nunca serán parte de una cantidad descifrable y contable La ropa sucia de sudor y sangre o un saco de huesos o lo que constituiría nuestra carne evidenciará cómo nuestras vidas se fisuraron en el útero de la memoria y en el idioma de la dictadura más fuerte Hombres que nos abrieron una zanja en la cintura han tatuado a punta de bisturí y mentiras todo aquello que no se explican El dolor que ahora martilla en nuestros zapatos o lo que ignoran Este pequeño rastro puede ser utilizado como mapa para no perderse de vista No repetir este tortuoso camino que creará llagas en su perfecto status quo o los habrá abandonado sin respuesta y lo único que tendría que ser rescatado no sería precisamente esto sino ustedes Una horda de herederos que abren nuevamente esta herida que aún supura como un saco enterrado en la memoria.

Indira L. Anampa Santa Cruz (Lima, Perú, 1989). Abogada. Publicó la plaqueta Noche en Marte (Ángeles del Papel Editores, Lima, 2009). Ha participado en antologías poéticas nacionales e internacionales, entre las que destacan De quenas y bandoneones 70 voces femeninas Perú-Argentina, Suicidas Sub-21 (Maribelina, Lima, 2010) y Vox Horrísona: Muestra de poesía última peruana (Eternos Malabares, Ciudad de México, 2013). Fue co-locutora radial del espacio de literatura y arte, Sólo para Locos (Radio Planicie, San Juan de Lurigancho). Espera publicar pronto su libro Patricia Leyton.

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