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“Este idioma es un delator / y sus páginas son un cementerio” dice Víctor López Zumelzu, abriendo así una reflexión sobre el límite que tiene el lenguaje poético para referirse a las “muchas cosas terribles que se dijeron / pero no en este idioma”; las muchas cosas terribles que pasaron, podríamos pensar, cuando lo que queda es un hueso negro a la orilla de un río, probablemente también negro y repleto de cuerpos arrastrados por la corriente.
López se instala, así, con su libro «Un tiempo anterior al frío» (VOX-LUX, Buenos Aires, 2019) en el grupo de escritores que actualmente están cuestionando cuánto puede (y no puede) decir la poesía, a la luz de una serie de acontecimientos que están cambiando la configuración que teníamos del mundo y de la realidad.
Este hueso negro tuyo
pedazo de nervio & cal
escondido en el fondo de una caja, en un canal
al costado de un camino
en una zanja
donde toda la noche circuló
la sangre de una guerra, un incendio
donde algo se quemó, junto a símbolos
& ceniza & fragmentos minúsculos
del vestido de una mujer.
Un hueso parecido a una piedra
una punta de lanza o una semilla
hecha de promesas
que como dioses altivos siempre llegan tarde
cuando los necesitas diciendo
: no es culpa mía
debiste haberme avisado antes.
A través de campos, prados
en el aire abierto que demanda una atención
en columnas de personas
vestidas con telas sobre su rostro
donde el agua no puede igualar la sed
& los ríos abren su boca
en avenidas, donde la luz estremecedora
se levanta o corre
a toda velocidad en busca de preguntas
Al lado de las barricadas
& las bolsas de basura,
este hueso negro tuyo
astillado & marcado
por un ejército
al lado de ruinas,
donde los pájaros lloraban como niños
& volaban las peticiones
& volaban las puertas
& volaban las ventanas
& se abrían las tumbas.
Toda la tierra se movía
al lado de este hueso
bajo una bandera desgarrada
en un palo, flameando con la esperanza
que este conjunto de escombros
que este conjunto de huesos
se convierta algún día
en un santuario inmóvil,
un lugar que marque
el camino del sol al entrar
en el amanecer humano.
Muchas cosas terribles se dijeron pero no en este idioma, no con estas palabras este idioma en el que hablo es políticamente correcto. Este idioma es un delator & sus páginas son un cementerio que podría medirse en una línea extensa de kilómetros que llegan al mar o en una escalera vacía, donde los cuerpos de lo que fuimos se apilan preguntándose por la mañana después del periódico & el café por la neutralidad de esta lengua. Si te has dado cuenta los árboles & sus hojas no toman ningún partido & el rocío invernal al caer sobre ellas lo hace sin miramientos ni posturas políticas. & si lo hiciera este idioma no podría abrir más la puerta de su casa ni dibujar con aliento en la ventana retratos familiares ni pedir los cupones de descuento en el supermercado. Este idioma de misiles cayendo, de esqueletos & tarjetas de felicitaciones es igual a una piedra dura, un fragmento de acero. Este idioma de alfombras persas & tapices, de certificados de matrimonio & notificaciones de embargo guardó silencio cuando sus propios soldados destruyeron casas, aldeas & las personas que dormían en la calle pedían ayuda & la chica embarazada de 5 meses que no podía ni quería seguir esperando finalmente, también murió, sin saber que este idioma no escucha ningún sonido humano. Esta piedra con la que hablo no sirve de refugio, ni de morada, ni de plato de comida a ningún extranjero. Solo lilas, hermosas lilas sin rostro. Tumbas infinitas cavándose. Sonidos oscuros que alguna vez enviaron cuervos a través de la nieve.

Víctor López Zumelzu (Curacaví, Chile, 1982). Entre sus publicaciones se encuentran Guía para perderse en la ciudad (Ripio, Santiago, 2011; VOX, Buenos Aires, 2012; Liliputienses, Cáceres, 2014; Premio Municipal de Poesía 2011, Chile); Erosión (Alquimia, Santiago de Chile, 2014); Mi hermano (VOX, Buenos Aires, 2015), La forma de tu mano (Cuadro de Tiza, 2015); Bocetos de plantas y animales (Liliputienses, Cáceres, 2017), Los surfistas y otros poemas (Editorial Aparte, Arica, 2018). Sus textos han sido traducidos al portugués, al inglés, al alemán y recientemente al francés.