# 3

saranchá

Atisbos de literatura iberoamericana

LAURA WITTNER

A veces en la simpleza reside lo extraordinario. Y no solo eso. Escribir un poema en apariencia simple puede llegar a ser lo más difícil del mundo. En esta selección de poemas de Laura Wittner encontramos un poco de ambas cosas. Poemas que parecen postales de otras épocas, cargados de imágenes cotidianas donde el flujo del viento y las sombras de los animales parecieran ser los únicos elementos capaces de interrumpir la caricia entre la mano de una madre y la de sus hijos; o entre el devenir de la vida y el salto que implica cualquier intento por transcribir la realidad, atraparla en eso que llamamos poema.

Por qué si me postran
mil veces me levanto

Los patios internos.
Los baños y cocinas con pileta cuadrada.
Los ambientes semicirculares
con ventanal corrido.
Un aro de básquet en la calle
para que tire cualquiera.
El café exacto que todo lo arrasa
y todo lo eleva durante media hora.
El cielo cuando se decolora hasta quedar en blanco.
La pronunciación de un idioma extranjero
rodeándome como una atmósfera
cargada de sentidos ocultos.
Las charlas con mi hija en el balcón.
Las charlas con mi hija en un colchón
atravesado en el living, sin sábanas.
La mano de mi hijo adolescente
en mi mano cuando nadie lo ve
trazando la misma caricia que en la infancia.
La memoria de todas las caricias
que dejaron su dibujo indeleble.

de Traducción de la ruta (2020).

En el ex zoo

Dice el cartel que estas jaulas vacías
fueron en un tiempo el pabellón de los tigres.
Ese tiempo resulta que está acá nomás.
Si pestañeo aparecen los tigres
muy lentos, muy muy lentos, calculando
el sentido de su vida monástica
y pública a la vez.
Pero ahora no hay nada y se ve todo:
techos altos, rejas vanas, aire
unas paredes que muestran el roce
de grandes animales.
Se ven también las siluetas humanas
entremezcladas entre sí
y entremezcladas con los tigres.
Mis abuelas, mi papá, mis maestras
todos vivos en ese espacio súbito
y de este lado, apenitas solemnes
mi hija y yo contemplando las jaulas.
Y yo diciendo había tigres, ¿te acordás?
Te juro que hace poco acá había tigres.

¿Que el ruido del viento

es en verdad el viento 
raspando contra el suelo?
¿Que el sonido del viento es un raspón?
Eso me dicen. 
¿Y la palabra ulular?
¿De dónde la enganchamos?

Mi hija y yo silbamos
por la calle

Y somos grandes silbadoras.
Con la boquita acurrucada
producimos una misma melodía.
Al final nos tentamos y la risa
suspende el raspón de viento entre los labios.

El tacho medio lleno

El amuche, el amasijo
la pasta heterogénea
esa escultura orgánica que veo
cuando levanto la tapa del tacho
para aportar otro ingrediente
me sosiega. La vida sigue
un rato más al menos
y observo con curiosidad
los hemisferios vacíos de un pomelo
ya vueltos otra cosa y exigiendo
otro pomelo, más hambre, un mediodía
la noche, el mes, las estaciones.

Inéditos

Laura Wittner (Buenos Aires, 1967) es licenciada en Letras, coordina talleres de poesía y de traducción y trabaja como traductora para diversas editoriales. Sus últimos libros de poesía son Lugares donde una no está / Poemas 1996-2016 (Gog & Magog, 2017) y Traducción de la ruta (Gog & Magog, 2020). Recientemente publicó Se vive y se traduce (Entropía, 2022), un diario-ensayo sobre la vida como traductora. Algunos de sus libros para chicas y chicos son Veo Veo, Dime cómo vuelas, Los entusiasmos, Tengo un hijo alto, Vecinos bichos, Justo antes de dormir y Animal entendido. Tradujo, entre muchos otros, a Katherine Mansfield, Leonard Cohen, David Markson, Claire-Louise Bennett y Anne Tyler.

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